El Ministro Wert, Bankia, De Guindos... El corte de mangas que nos hacen por tener mayoría absoluta es algo a lo que me estoy empezando a acostumbrar (aunque coincido con José Luis Sampedro en que somos espectadores del inminete cambio de etapa que ya toca).
Admito ser audiencia de esto.
No obstante, transversalmente a este momento histórico, a veces me toca lidiar con un fenómeno que aún no sé cómo aceptar de una manera simbólica.
Este fenómeno es el llamado "viejas de Los Remedios": dícese de señoras, a partir de los 60, con cabellos ahuecados y labios pintados sobresaliendo su labio natural.
Suelen ir con su carrito (arma nuclear) y tener la voz pitufada o extremadamente grave (hay dos versiones). Estos seres se levantan temprano y se dedican a "apatrullar" el barrio, yendo a las tiendas donde dicen estar los precios más baratos. Se los tienen aprendidos al dedillo. Mientras realizan el periplo u odisea se jactan de los trabajos tan extremadamente bien remunerados que tienen sus hijos y lo bonita que salió la boda de su hija en la iglesia más bonita del mundo. Es bien sabido que una boda por la Iglesia es mil veces mejor que por lo Civil...
Hoy he tenida una experiencia con un grupo de ellas. Yo estaba en una frutería y, de repente, entraron en tropel. Cogían bolsas del mostrador y tocaban la fruta y la verdura. Las apretaban con sus manos hasta seleccionar las mejores para dárselas a sus maridos cirróticos... Se dedicaban incluso a probarlas...
Trataban de colarse desesperadamente e iban presionándome hacia delante. Llegado el momento, yo no podía salir de la tienda. Estaban todas pegadas.
Me he sentido violada, como si 300 militares que regresan del desierto tras una guerra larga y cruenta se encontraran con una Natalie Portman desnuda para ellos...
Esta lacra es más peligrosa que el Picudo.
Quedáis advertidos.